Desde 1,996 debía celebrarse cada año, el 30 de agosto, a
Santa Rosa de Lima como patrona de los mineros del Perú. Sin embargo no lo es
así.
Tal vez debido a que la advocación de la santa limeña
está oreintada a muchas instituciones y localidades del Perú, nuestros mineros
han dejado de lado conmemorar esta fecha de gran importancia para ir logrando
nuestra mancomunión e identidad.
No se trata de que el día de Santa Rosa sea una oportunidad de jolgorio acompañada de fiestas, bailes, desfiles y brindis propias
de muchos festejos religiosos en nuestro país.
Más bien este día podría dedicarse a hacer un alto en las tareas cotidianas y por nuestra
cuenta rendir el homenaje solemne que se
merece nuestra santa patrona.
Una fecha para darnos cuenta que pertenecemos a un sector
que desde los albores de la civilización en nuestro país nos organizamos para
aprovechar los tesoros de la tierra.
Una fecha para mostrar nuestro carácter indomable frente
a la naturaleza en búsqueda de nuestro sustento y el desarrollo de la
colectividad, así como el progreso de las entidades y el país que contribuyen
a nuestra realización.
Hacer ver que valemos mucho por lo que hacemos y que lo
hacemos en el Perú, por el Perú y para el Perú.
Siempre bajo la protección de Santa Rosa de Lima, patrona
de los mineros del Perú.
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