En
el Perú los mejores corazones se echan a perder
No son necesarias las estadísticas porque sin fijar
números, es de todos conocido que los mejores corazones del mundo están en la
minería del Perú
Y no es necesario ser un experto en medicina, anatomía o
fisiología humanas para explicar el porqué de esta afirmación.
Todos sabemos que después del cerebro que es como el sistema eléctrico del cuerpo,
el corazón es el motor que anima el
funcionamiento y en consecuencia ayuda a mantener la vida en las personas.
Y desde luego, también todos sabemos que el principio de
la dinámica humana es que “el ejercicio hace al músculo”.
Y el corazón humano es un músculo. Un músculo cuyos sístoles y diástoles, es decir cuyo
ejercicio es tan fuerte, como lo son la
actividad y el esfuerzo que para ello hace su dueño.
También sabemos que a mayor altura sobre el nivel del
mar, el esfuerzo y por tanto el ejercicio que se hace para el
trabajo, el deporte o el placer, es mayor.
Y todo esto porque
por un lado así lo exige la mayor presión atmosférica y lo mismo ocurre con la
falta de oxigeno ya que cuanto mayor es la altitud sobre el nivel del mar, más
rala es la presencia del oxígeno elemento vital para la circulación de la
sangre.
En consecuencia el corazón de los mineros y de la gente
que vive en su entorno (La mayor parte de las minas en el Perú están sobre los
3,000 metros sobre el nivel mar) es más grande y más fuerte.
Por eso es fácil afirmar que en la minería del Perú,
tenemos los mejores corazones del mundo.
Pero ¿Qué pasa con estos motores cuando la chispa del
cerebro deja de funcionar? Es decir ¿Qué pasa cuando la muerte le llega al
paciente dueño de este portentoso motor?
Simplemente el corazón, los corazones se echan
a perder.
Se echan a perder
ya que podrían ser aprovechados de mejor manera.
En la actualidad la medicina ha encontrado la forma de
seguir sacando provecho de los corazones y de otros órganos del cuerpo humano
de un fallecido, por medio de la
donación en vida de los órganos de las
persona, cuando esta persona fallezca.
Una sencilla medida que sólo requiere de la buena
voluntad del donante y/o de sus familiares más cercanos, los cuales sólo tienen que manifestar su
deseo de que así ocurra cuando ocurra el deceso del generoso voluntario que
pueda dar vida a otro más allá de su muerte.
Así estaríamos logrando
aportar a la vida, un órgano humano
más, algo que en el caso del
corazón, en nuestro medio eso vale un Perú
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